Señora y dueña
Ay, niña, que vas a misa/tempranito en la mañana/con la cara lavaditay la falda almidonada/acuérdate que en las noches/no se te quita la maña/de perder la cabecita/casi hasta la madrugada.[bis]/La línea de tu silueta/se entrevé cuando lo llaman/el ritmo de las guitarras y el prum prum de las palmas/quiebras, niña, en el paseo/las vueltas y las miradas y tus pies son un recreo/bordando finas pisadas/Quieres pasar, no te dejan/insistes y te dominan/vas retando con finura y por darte el paso terminan/y la vuelta farolada/con la que luces la enagua/es un trazo de lisura que tiendes como redada/Y entonces con el pañuelo/que con la mano revuelves/lo acusas y lo rechazas y sin querer lo envuelves/Ya escobillaste la tierra con esa gracia limeña/y al fin ya quieta sonríes ay, niña, señora y dueña.
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